Ellos eran esclavos de un perverso faraón,
Para comer, solamente migajas y polvo les dieron.
Todos ellos fueron masacrados.
Construyendo estatuas para los egipcios,
En trabajos duros y forzados.
El Señor cambió aquella historia,
Hizo un pacto con Moisés y Aarón.
Hablándoles acerca de una bella liberación,
Liberándolos del tormento y de la esclavitud.
Muchos creyeron en sus palabras y les siguieran,
Moisés habló al faraón las palabras del Señor,
Suplicando por la liberación de su pueblo,
Pero el corazón del faraón se endureció.
Y la tan deseada libertad no ocurrió.
En aquella tierra, Dios hizo señales y maravillas,
Mismo así, el faraón no lo creía.
Pues tenía magos y hechiceros que lo mismo hacían.
Finalmente, Dios envió la plaga definitiva,
Mató los primogénitos de toda la tierra,
Liberando solamente a los hebreos y sus familias.
Después de eso, el faraón mucho temió,
Y la tardía y deseada libertad, les dio.
Los hebreos estaban saliendo del Egipto,
Ya estaban casi fuera, pero vino una persecución,
Eran muchos carros y caballeros que iban hacia su dirección.
El Señor los libró nuevamente,
Abriendo el mar para la gente pasar,
Todos los hijos de Israel pasaron.
Y cuando en el mar los egipcios entraron,
El Señor hizo el mar cerrar.
Los caballeros, ellos miraron muertos en el mar.
Solamente el Señor Dios para esa liberación ejecutar.