El maestro un día escribió: todas las cosas son vanidades.
Muchos leyeron esta palabra, pero no creyeron en esta verdad.
Ellos observan la vanidad solamente en acto de embellecerse,
No dan atención a la vanidad que está en todo lugar.
Si no lo ha percibido, lee, para empezar a observar.
Hay vanidad cuando alguien compra algo nuevo para mostrarse,
Ella compra lo que no necesita para que otros le puedan envidiar.
Si ella ve a una persona con algo, ella compra otro mejor,
Ella lo hace apenas para que su hermano se sienta mal e inferior.
La única cosa que otros observan en la persona es su apariencia,
En todos los lugares que ella está, la persona se quiere mostrar,
La persona quiere que todos siempre perciban que ella está allá.
En toda clase de evento o situación, ella debe recibir atención,
Ella necesita ser vista, aumentando el amor propio en el corazón.
Hasta en la casa de Dios, la persona intenta mostrarse,
Ella hace todo en la iglesia y desea la oportunidad de subir en el altar.
El deseo del altar no es para alabar y exaltar el Señor,
La persona desea subir para que vean donde ella puede llegar,
Ella desea que la gente vea y tenga razones para elogiar.
Después de esa rápida lectura, usted notó donde la vanidad está.
Ella existe hasta donde debería ser el sitio para alabar y adorar.
La raíz de la vanidad es el egoísmo que está dominando el corazón,
La gente vive para saciar sus deseos y tener la satisfacción.
La gente que vive en las vanidades nunca se va a saciar,
Ellas desearán todas las cosas y nunca podrán conquistar.
Esa gente está lejos de las palabras del Señor,
Dicen que sirven a Dios, pero su corazón se desvió.
Las palabras dichas por Jesucristo, ellas se deben recordar,
Ellas deben tener en la mente que es mejor servir que exaltarse.
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