Algunas veces, el mundo parece tan triste, tan injusto, tan atemorizador,
Es difícil ver algo que sea bueno, vemos mucho sufrimiento y terror.
De todas maneras posibles, vemos a la gente siendo masacrada,
Como si fueran despreciables, como si sus vidas no valiesen nada.
Observamos injusticias que se acumulan cada vez más a cada momento,
Vemos como la justicia está deturpada, en grave proceso de pudrimiento.
Aquellos que deberían hacer justicia piensan en su lucro y beneficio,
No dictan sentencias justas, tuercen el derecho y dejan a todos en el suplicio.
Todos perecen a la merced de las autoridades criminales, corruptas e indignas,
Y a causa de eso, la vida de todos es ardua, penosa y siempre sufrida.
¿Hasta cuándo podremos aguantar y vivir presos en este sistema opresor?
¿Hasta qué punto podemos soportar este mundo tan caótico y sin amor?
Parece que no hay nada que podamos hacer para cambiar esta situación,
Parece que todo ya está perdido y ninguna lucha va a generar la transformación.
Pero mismo en medio a tantas cosas, la esperanza no se puede perder,
Tenemos que creer en días mejores, días más justos van a acontecer.
Estos días no van a ocurrir por causa de la voluntad ni bondad de alguien,
Días mejores vendrán por causa de Aquel que gran amor por nosotros, tiene.
Porque, aunque los días sean de densas tinieblas y gran oscuridad,
La luz de Dios que brilla más que mil soles y cambia cualquier realidad.
Este poema es parte del libro La vida a través de las palabras.