En todos los momentos debemos tener cuidado,
Por muchas amenazas estamos rodeados.
Hay muchas cosas que tratan de golpearnos,
Muchas son las situaciones que pueden herirnos.
Entre todos los peligros, el peor son las cobras,
Ellas echan un terrible veneno con sus palabras.
Sus bocas son una fuente de maldición,
Sus lenguas trabajan para la destrucción.
La cobra contamina todo lo que está alrededor,
Ella destruye a su víctima llevándola al piso y al polvo.
La cobra esparce la discordia, la tristeza y la mentira,
Su único objetivo es destruir a aquella víctima.
Aquel que es atacada vive en gran aflicción,
Él busca socorro, pues necesita protección.
Hay solamente un antídoto para salvar la víctima,
Hay solamente un Salvador para aquella vida.
Este es el Señor Dios Todopoderoso,
Él destruirá la cobra, frustrando su esfuerzo.
Todo lo que ella hizo será destruido,
Será como si ella nunca hubiera existido.
El Señor Dios cuidará de aquel que fue atacado,
El Señor lo cargará en sus brazos.
Dios convertirá su aflicción en felicidad,
El Señor lo llevará de la desesperación a la serenidad.
La protección de Dios estará sobre aquella vida,
Dios la protegerá y ella no será herida.
No importa la cantidad de cobras que traten de atacar,
Cada una de ellas, el Señor eliminará.
Este poema es parte del libro Palabras de fe.
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