Aquella mujer estaba siendo fuertemente acusada,
Muchas personas alrededor querían apedrearla.
Nadie pensaba en liberar el perdón,
Prefirieron seguir el camino de la condenación.
El Señor Jesús estaba andando en aquel lugar,
Y le preguntaron si a la mujer, debían matar.
El Señor no quiso condenar, Él vino para perdonar.
Aquella mujer, Él salvó y dijo para no más pecar.
Por todo cristiano, esta historia es muy conocida,
Es una lección muy importante para toda la vida.
Jesús dijo cómo el cristiano siempre debe proceder,
Él mostró que, para condenar, nadie tiene poder.
Esta es una lección que mucho debería ser aprovechada,
Pero en muchas iglesias no viene siendo practicada.
Las personas adoran señalar los errores para condenar,
No perdonan y no dan oportunidad para la persona cambiar.
Es por este motivo que las personas se están alejando.
Del amor de los cristianos, todos están dudando.
Ellos creen que la predicación de amor es una hipocresía,
Pues ven que las personas hacen lo contrario en la vida.
Si a los de fuera de la iglesia, los cristianos quieren ganar,
Este comportamiento hipócrita, deben cambiar.
El verdadero amor de Cristo es el gran deber,
Solo así, en su nombre, más personas van a creer.
Este poema es parte del libro Poesía Cristiana volumen VII.
Vea el libro:
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