En las iglesias, hay falsos pastores,
Enseñan algunas partes de la Biblia,
Pero no hacen lo mismo en sus vidas.
Ellos desean el reconocimiento,
Enseñan sin buen discernimiento.
Muchos de ellos tienen puestos que son comprados,
Pero dicen que por Dios fueron llamados.
Un evangelio terrible está siendo predicado,
Uno que no habla acerca de Cristo crucificado.
El liderazgo de la iglesia no hace nada,
No se importan desde que la ofrenda sea dada.
Ellos nunca desearan agradar a Dios,
Desean una manera de tener sustento.
Cuando alguien intenta denunciar,
La iglesia no lo quiere escuchar,
Expulsan el miembro para silenciarlo.
Los líderes saben la verdad,
Pero cierran los ojos para la maldad.
Eso no es tan raro ni anormal,
Muchos lo hacen, sin temor espiritual.
Piensan que Dios no va a hacer nada,
Siguen iguales, sin arrepentirse.
Dios está observando todo,
Él está viendo unos matando al rebaño.
Por Él, algunas personas serán levantadas,
Para que la verdad sea revelada.
Al Señor Dios, debemos orar,
Y de ese mal, Él nos va a librar.
Debemos pedir a Dios sabiduría,
Para reconocer el error y la mentira.
Este poema es parte del libro Poesía Cristiana volumen II.
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