martes, 27 de febrero de 2024

Siempre presente

Durante la vida creamos una percepción equivocada sobre lo que significa estar bajo la protección de Dios. Somos enseñados que la cobertura divina nos librará de todas las malas situaciones y nada malo nos pasará.

Sin embargo, a lo largo de la vida, vivimos muchas cosas que nos molestan y entristecen. Sufrimos con desilusiones, traiciones, injusticias, sentimos dolor físico y en el corazón, parece que todo lo que podría salir mal nos sucede.

En estos momentos, nos cuestionamos si Dios realmente está con nosotros; cuestionamos si estamos bajo su protección y bendición. Todo el escenario indica que estamos viviendo a solas y nadie cuida nuestros pasos.

Antes de concluir que estamos solos, debemos bucear en la Palabra de Dios y comprender como Él actuó en la vida de sus hijos amados.

En el libro de Génesis, vemos como Dios estuvo con José en toda su vida, el joven enfrentó la envidia de sus hermanos, la esclavitud y la cárcel. En cada sitio donde estuvo, Dios le mostró su gracia. José terminó su vida como el segundo hombre más importante de Egipto, el responsable de salvar la nación durante el tiempo del hambre.

En el libro del Éxodo, vemos cómo Dios cuidó del pueblo de Israel en el desierto, proveyéndoles agua, comida, sombra durante el día y luz y calor durante la noche. El pueblo fue llevado a la Tierra Prometida, donde disfrutaron de hartura en todo.

En el libro de Daniel, vemos como Dios salvó los amigos de Daniel en el horno en llamas, Él envió un ángel que los protegió. Y Daniel fue echado en la fosa con los leones, y también fue protegido por un ángel enviado por Dios. Daniel y sus amigos eran respetados y admirados por el rey de Babilonia.

Todas estas historias tienen algo en común: la gente fue socorrida por Dios en medio de sus desgracias. Todo parecía perdido, pero Dios los salvó y llevó a la bendición. El Señor estuvo con cada uno de sus hijos en sus peores momentos.

Entonces, debemos aferrarnos a esta misma fe, creyendo que Dios está con nosotros aun cuando todo sea un caos y parezca nuestro fin. El Señor está a nuestro lado fortaleciéndonos y guiándonos hacia la victoria.

Isaías 43:2 (NIV)

Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas; cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán las llamas.

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