Sé que eso parece demasiado increíble para creer, y, de
hecho, lo es, porque es una bendición que no tiene comienzo ni fin.
La bendición permanente es la bendición de Dios que está todos
los días sobre nuestras vidas; es el favor que nos da la vida, nos protege, nos
lleva y nos trae a nuestros hogares, nos libra de las enfermedades, nos da
fuerzas para superar las malas estaciones de la vida, nos da sabiduría e
inteligencia para solucionar los problemas, por fin, son múltiples bendiciones
pasando al mismo tiempo, cada una dada especialmente para un área de la vida.
Dios nos envía lo que necesitamos en la hora exacta que
lo necesitamos. Aunque la situación parezca caótica y sin sentido, la bendición
permanente está allí con nosotros.
¿Y cuál es el propósito de esta bendición?
El Señor nos da esta bendición para que podamos crecer,
desarrollarnos y convertirnos en todo aquello que Él nos ha creado para ser.
Dios nos ha creado para hacer cosas grandes y esto toma
tiempo, por eso, Él nos agracia con la bendición permanente; el Señor nos está
perfeccionando a diario, extendiendo su mano para que subamos un peldaño más,
rumbo al futuro que el Dios Todopoderoso ha diseñado para cada uno.
¡No desistas! ¡No te rindas! La bendición permanente
siempre estará contigo.
Lamentaciones 3:22-23 (NVI)
El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!
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