Por una enfermedad, Ezequías fue afligido,
Él consultó al profeta para saber su destino.
Y el Señor reveló su palabra,
Su muerte ya estaba determinada.
El rey se quedó entristecido y mucho oró,
Recordando de sus trabajos para el Señor,
En ese mismo momento, el rey mucho lloró,
Él sabía que su tiempo acabó.
Pero pronto vino la palabra del Señor,
Diciendo que oyó la oración de su siervo.
A sus lágrimas, el Señor se atentó,
La cura para la enfermedad, el Señor ejecutó.
Y a su vida, quince años, añadió.
Un gran regalo le fue concedido,
El Señor prometió librarlo del enemigo.
Para confirmar el milagro, él pidió una señal,
Ezequías pidió a Dios que retrasara el sol.
El pedido fue hecho a Dios por el profeta Isaías,
Dios atendió al pedido del rey Ezequías.
Él pudo ver la fidelidad del Señor,
Que en ningún momento lo abandonó.
Este poema es parte del libro Poesía Cristiana volumen IV.
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