Toda la Tierra, el Señor está mirando,
La necesidad del afligido, está observando.
En el momento preciso, el Señor actuará,
De toda ruina y peligro, Él lo guardará.
Para que el afligido reciba su misericordia,
Necesita tener siempre a Dios en su memoria.
Recordando lo que el Señor ya había hecho,
Recordándose de que la oración siempre tendrá efecto.
En caso de que no se acuerde de estas cosas,
Él pasará a actuar de manera muy loca.
Los caminos del Señor, va a abandonar,
Las ofertas del mundo, empezará a buscar.
Haciendo esto, de la voluntad de Dios, se alejará.
Para recibir el perdón, necesitará humillarse,
Ante el Señor Dios, tendrá que implorar.
Solo así el Señor concederá el perdón,
Y sobre el siervo, de nuevo, estará su protección.
El siervo continuará esperando al Señor,
Confiando en que Dios será su protector.
Por las misericordias de Dios, va a esperar,
Sabiendo que el Señor nunca va a fallar.
Este poema es parte del libro Poesía Cristiana volumen VII.
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