Señor, es tan bueno, cantar alabanzas a Ti,
Ellas son la oración de mi alma.
Con alabanzas puedo declararte mi amor,
Y también meditar, tener paz y calma.
La alabanza es una pura oración,
Es una declaración de amor.
Es maravilloso, pues viene del corazón.
Haciéndome estar en espíritu de adoración.
Te adoro con mis labios,
Confieso a Ti toda mi gratitud.
Yo recuerdo todas tus bendiciones,
Me alegro al encontrar en Ti la compasión.
Solamente el verdadero Dios, siempre voy a alabar,
El Señor es digno de todo el honor y alabanza,
Pues primero, el Señor me amó,
Y de la muerte eterna, Él me salvó.
Estoy siempre alabando y esperando en Ti,
Espero el día el cual volverá para buscarme,
Para la vida de paz eterna me va a llevar,
Y en tu Santo templo, para siempre te voy a glorificar y alabar.
Este poema es parte del libro Poesía Cristiana volumen I.
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