jueves, 14 de noviembre de 2024

Vida errada

Hoy, yo morí.

En el crimen, toda la vida, yo viví.

Otro camino, no conocí.

Nada de bueno, me enseñaron.

Cosas buenas, no me hablaron.


Respetar, yo no aprendí,

Peleé para las cosas conseguir.

Quedaba nervioso por nada,

Por tonterías, yo peleaba.


No tenía ningún miedo.

No tenía nadie cerca.

Solo me interesé en ganar.

No me gustaba compartir,

Pero me gustaba robar.


Así, mucho yo hacía,

Pues rico, yo parecía,

Tenía todo lo que quería,

Y nada me impedía.


Pero un día, algo ocurrió,

¡Disparé! Y alguien murió.

De eso, no me arrepentí,

Sentí ganas de repetir.


Fue genial ver el rostro con pavor,

Fue bueno oír el grito de dolor.

Eso me anestesiaba,

Y más me encorajaba.


El coraje no tiene límites,

Yo he cometido muchos crímenes.

Algunas personas, me intentaron cambiar,

Diciendo que cierto Jesús me podría salvar.

Yo pensé: ¿Salvarme de qué?

No tengo nada que perder.


Yo hice todo como quería,

No temía por mi vida.

Parecía estar en el mejor momento,

Mucho dinero y placer todo el tiempo.


Pero un día, todo tiene fin.

Y no fue diferente para mí.

Alguien me disparó,

Una bala en mi cuerpo se clavó.

Todo mi cuerpo se paralizó.


Todo empezó a oscurecer,

La luz, yo ya no podía ver.

Debía haber aceptado a Cristo.

Para no pasar eso.

Ahora, muerto estoy.

Y el diablo llévame, y para el infierno voy. 



Este poema es parte del libro Poesía Cristiana volumen II.


Vea el libro:

https://books2read.com/u/mVY5e6

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