El primer hombre fue creado según la divina perfección,
Dios lo hizo puro y limpio para morar en su habitación.
Luego Dios vio que el hombre estaba en gran soledad,
Dios hizo a la compañera perfecta para calentar su corazón.
Ellos siempre estaban en la presencia del Señor,
Para todas las necesidades, Dios era el proveedor.
No había nada más que pudieran querer o desear,
La grandeza de Dios estaba plena en todo aquel lugar.
El más astuto de los animales, la serpiente, habló con la mujer,
Dijo palabras dulces y agradables, y ella tuvo fe.
La mujer comió el fruto y le dio al hombre para comer,
Ambos percibieron que estaban desnudos y fueron a esconderse.
Este pecado tornó al ser humano corrupto e impuro,
A partir de ese momento, todos serían inmundos.
Todos los humanos estaban distantes del Señor,
El pecado del ser humano lo separa del Creador.
Para la reconciliación fue necesario un gran sacrificio,
Dios castigó el pecado en su Único Hijo.
Jesús llevó sobre sí los pecados de toda la humanidad,
Este gesto de amor dio a todos una nueva oportunidad.
A partir del sacrificio de Jesús, los pecadores fueron justificados,
La sangre de la cruz limpia y borra todos los pecados.
Por la gracia de Dios, los humanos se libraron de la condenación,
Por el gran amor del Padre, eternamente, los escogidos vivirán.
Este poema es parte del libro Poesía Cristiana volumen VI.
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