Usted dice que no tiene tiempo para Dios.
Dice que está demasiado ocupado,
Poco a poco, no habla más con el Señor.
El Padre está siendo dejado de lado.
Usted no más se dedica a la oración,
No pone las rodillas en el piso.
Piensa solamente en su diversión.
Para Dios, usted ha endurecido su corazón.
Un día, la ayuda de Dios, usted va a buscar.
En el día que un problema te alcanzar.
Cuando la desesperación empezar,
Para el trueno de Dios, usted apelará.
El Señor es Dios de misericordia y amor.
Que siempre está atento a su clamor.
Con Él, usted se va a reconciliar,
Confiese su fe en Jesucristo,
Y como hijo, Él te aceptará.
Regrese a los brazos amorosos del Padre.
Y no vuelva al mundo nuevamente.
Para que, en Dios, usted tenga felicidad.
Es necesario dar a Él tu fidelidad.
Este poema es parte del libro Poesía Cristiana volumen II.

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