En este mundo humano, todo pasará,
Ninguna cosa para siempre durará.
El ser humano, en el tiempo cierto, morirá,
Todo lo que existe siempre se transformará.
Solo hay una cosa que nunca cambiará…
Lo que no cambia es la Palabra de Dios,
Siempre quedarán las palabras que escribió.
Por varias generaciones, su Palabra ya pasó,
Sus escritos y designios, nadie los cambió.
No hay cómo cambiar lo que es verdad,
Es imposible intentar romper la realidad.
El perverso hasta intenta desacreditar,
Pero luego viene algo para le castigar,
Y las palabras que dijo, nadie va a recordar.
Con la Palabra de Dios, sucede diferente,
Ella permanece fiel y es recordada eternamente.
Es recordado todo lo que Dios ejecutó,
Con ella, es conocido lo que el Señor planificó.
A través de la Palabra, el ser humano se puede salvar,
Si sus enseñanzas, él decide aceptar.
Aceptándolas, más cerca del Señor, se quedará,
Y el cumplimiento de la escritura, él verá.
El ser humano verá que todo el mundo cambiará,
Y la Palabra de Dios siempre permanecerá.
Este poema es parte del libro Poesía Cristiana volumen VII.
Vea el libro:
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