Con nosotros, el Señor siempre viene a hablar,
A su dulce voz, debemos prestar atención, escuchar.
Puede ser que no venga con voz de trueno imponente,
Si no como una voz suave en el corazón, latente.
El Señor nos habla de muchas maneras,
Puede ser a solas en casa o dentro de la iglesia.
A todas las señales es preciso atentarse,
Sabiendo que Dios siempre puede hablarle.
La mejor forma para con Él se comunicar,
Es siempre ir a su Palabra para meditar.
No consultándola solo como un proverbio o refrán,
Si no analizándola como un camino cierto, un plan.
La Biblia es el modo que Dios escogió para hablar,
En una forma sublime de relacionarse y amar.
Mostrando que Él es muy misericordioso,
Para que todos sepan que es un Padre celoso.
Este poema es parte del libro Poesía Cristiana volumen VI.
Vea el libro:

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