Basta pensar en ir a la iglesia,
Y mi cuerpo empieza a pesar.
El corazón empieza a desalentar,
No hay fuerzas para caminar.
No necesito ir aquel lugar,
Aquí mismo, puedo orar.
No necesito salir de aquí,
Una palabra, yo puedo oír.
Dios entiende mi manera,
Hablo de Él la semana entera.
En ningún momento puedo olvidar,
Aunque es solo por hábito,
El nombre de Dios voy a hablar.
No es bueno vivir tan descuidado,
Así, hay espacio para el pecado.
Debemos esforzarnos por el Señor,
Hace mucho Él ya nos dio su amor.
Por todos nosotros, Cristo murió,
En una cruz, Jesús sufrió.
Él no midió esfuerzos para nos salvar,
Debemos agradecer y siempre adorar.
Este poema es parte del libro Poesía Cristiana volumen III.
Vea el libro: