Alabo y agradezco a Dios todos los días,
Él siempre está conmigo, es mi Señor y protector.
Él no deja faltar absolutamente nada.
Él es el único y verdadero Dios de amor.
Él me ama como soy, flaco e imperfecto.
Dios me escogió para ser su hijo.
Él me sacó de un lago de lodo y suciedad,
Y me puso en la rectitud, en sendas de verdad.
Él analiza mi caminar,
Guía mis pasos para un lugar largo y espacioso.
Un lugar donde hay muchas delicias y felicidad,
Es un lugar bendito, donde reina la verdad.
Señor consérvame en el buen camino,
Líbrame de los males que me persiguen.
Pelea contra los enemigos que buscan mi fin,
Siempre me bendiga y que tu mano siempre esté cerca de mí.
Este poema es parte del libro Poesía Cristiana volumen I.
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