martes, 12 de septiembre de 2023

El evangelio de la ostentación

Soy evangélico y tengo un coche muy caro,
Fue hacia una iglesia y empecé a ser recompensado.
Para lograr todo eso, solamente necesité sacrificar,
Todo dinero que ganaba, iba a la iglesia ofrendar.

Yo tengo varias casas y hasta una mansión,
El deseo de la conquista está en mi corazón.
Todo lo que es caro, yo necesito comprar,
Para que eso ocurra, solamente debo ofrendar.

Delante de una ofrenda generosa, Dios tiene que retribuir,
Si yo di todo lo que tengo, Él debe dar algo a mí.
Cuanto más yo gano, más voy a ofrendar,
Cuanto más tengo, más quiero conquistar.

Todo el dinero posible, yo quiero ganar,
Ropa de marca, zapatos de cuero, todo voy a comprar.
Voy a tener tanto, que hasta tendré un avión particular,
Todo eso para que mucho me pueda mostrar.

Me gusta exhibir todo aquello que Dios da,
La gente tiene que ver cuánto Él puede prosperar.
Que todos mis enemigos, yo pueda humillar,
Y aquellos que me humillaron, empiecen a envidiar.

Una vida plena y rica, necesito tener,
Si Dios no da, entonces no vale la pena creer.
Lo más importante es lo que Él me va a dar,
Y no, si mi alma, Él va a salvar.

Ya que Dios es dueño, los hijos tienen que utilizar,
En esta Tierra, muchos tesoros, voy a juntar.
Cuando muera, en un ataúd de lujo, me van a enterrar,
En el cielo, en la casa cerca de Dios, voy a morar,
Pues sé que allá, mi riqueza también valdrá.


Este poema es parte del libro Poesía Cristiana volumen III.

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