Algunas veces, surge dentro de nosotros una triste sensación,
Ella no nace sin razón, ella viene con nuestra percepción.
Miramos y percibimos todo lo que está alrededor,
Quedamos angustiados al pensar en aquellos que están solos.
Vemos las noticias y percibimos el cuanto todo está mal,
Quedamos aún más tristes, porque todo parece natural.
La gente ve mucha cosa y no más queda espantada,
Nadie está sensibilizado con quien no tiene nada.
Parece que todos ya aceptaron que el mundo está perdido,
No hay nadie con fuerzas para hacer lo que es preciso.
Cada uno solamente mira a sí mismo, para su propio ombligo,
Es como si estuviesen presos en su propio egoísmo.
Una situación como esta, debe urgentemente cambiar,
Aunque la lucha es difícil, necesitamos nos levantar.
Tenemos que mostrar a este mundo que todo puede ser solucionado,
Mostrar que somos la luz en la oscuridad y todo será alumbrado.
Y para hacerlo, ya tenemos el más importante para empezar,
Tenemos el Espíritu Santo de Dios que siempre nos va a guiar.
En todo lo que necesitamos, el Señor nos va a capacitar,
Porque Él siempre tiene un gran placer en ayudar.
Este poema es parte del libro La vida a través de las palabras.
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