El principio de la jornada, todo era muy diferente,
Deseaba hacer todo el trabajo espontáneamente.
No había necesidad de nadie demandarme,
No había necesidad de nadie llamarme.
Siempre estaba a la disposición para hacer toda obra,
Yo tenía amor y dedicación de sobra.
El tiempo pasó, y mi interés disminuyó,
No veía mi trabajo como algo necesario y útil.
Pensaba que había otras personas para ejecutarlo,
Pensaba que era solo uno más; no era necesario.
Aléjeme de todos mis trabajos y obligaciones,
Fui a buscar otras oportunidades, otras opciones.
Cada momento, yo estaba más lejos del Señor,
Cada día que pasaba, más alejado de su amor.
Mis labios ya no cantaban más de su alabanza,
Mi vida ya no reflejaba su gloria, esplendor y grandeza.
No había diferencia entre el sagrado y el profano,
No había distinción entre el espiritual y el mundano.
Este poema es parte del libro Palabras de fe.
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