En algunos momentos estamos en situaciones delicadas,
Pensando en aquellas áreas en que nuestra vida va a ser afectada.
Percibimos que hay algunos problemas difíciles de solucionar,
Y que por más que intentemos, algo nos vendrá para golpear.
Mirando la eminencia de la situación, nos resta solamente se preparar,
Intentando disminuir el estrago de todo aquello que nos va a impactar.
Después de hacer todo lo que es posible, quedamos conformados,
Pensamos: ya hizo todo lo posible para que el mal mayor sea evitado.
Esperamos pasivamente aquello que antes identificamos,
Ya no hay nada más para hacer, además de todo lo que planeamos.
Y en el momento esperado, algo completamente diferente acontece,
Recibimos algo muy bueno, algo que nos ayuda y enriquece.
Quedamos perdidos y sin saber de dónde esa bonanza llegó,
Pues ganamos mucho además de aquello que nuestra mente pensó.
Ahora tenemos que conmemorar y agradecer la bendición recibida,
Recordando a Aquel que posibilitó la victoria en nuestra vida.
Debemos agradecer a Dios que mostró nuevamente su amor,
Reconociendo que, aun sin merecer, recibimos su favor.
Percibiendo el cuanto Dios cuida de nosotros en cada momento,
Transformando en alegría lo que ha sido motivo de sufrimiento.
Este poema es parte del libro La vida a través de las palabras.