Mire hacia el alto,
Levante la cabeza,
Y mire aquella luz.
Es la mayor pureza que existe,
¡Aquel es Jesús!
Él tiene un inmenso poder,
Y todo puede hacer.
Mire el enfermo que está curado,
El paralítico que anda,
Jesús hace todo eso,
Para quien lo ama.
No necesita ser rico,
Ni ser famoso, ni popular,
Jesús solamente quiere tu fe.
Y del corazón, usted lo debe adorar.
Siga los pasos de Jesús,
Y para mejor, tu vida va a cambiar.
Jesús es el único camino,
Y cosas buenas te va a dar.
El camino parece difícil,
¡Pero no es!
Mire las bendiciones,
Y fortalezca tu fe.
Al Padre, usted debe obedecer,
Pues para los que lo temen.
Las victorias van a acontecer.
¡Entonces, despierte!
¡Solamente Jesús es el camino, la verdad y la vida!
Otros caminos pueden existir,
Pero ningún tiene la verdadera luz,
¡Qué es Jesús!
Que murió por nosotros en una cruz.
Él dio su sangre,
Y sintió mucho dolor,
Ha hecho todo eso como prueba de amor.
Siga el gran pastor,
Para ser un vencedor.
El mundo te quiere desviar,
Muéstrate cosas incorrectas y fáciles,
Intentando te encantar.
En la trampa, ¡usted no puede caer!
Pues quien sale de la luz,
No más ve su vida crecer.
Pero si de la luz, usted salir,
Para ella, usted puede regresar.
Arrepienta de lo que hizo,
Y así, Dios te va a perdonar.
Con el perdón ganado,
No va nuevamente se desviar,
Pues la trampa es grande.
Y un día usted puede no escapar.
Quédate siempre con Dios,
En el mejor camino.
Así, usted siempre estará sonriendo.
Este poema es parte del libro Poesías diversas volumen I.
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